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ACTA DE INDEPENDENCIA DEL 15 DE SEPTIEMBRE DE 1821

Esta es una transcripción del Acta de Independencia firmada el 15 de Septiembre de 1821.

"El día 15 del corriente se acordó lo que sigue:

Palacio Nacional, Guatemala, quince de Septiembre de mil ochocientos veintiuno.- Siendo públicos e indudables los deseos de independencia del Gobierno Español, que por escrito y de palabra ha manifestado el pueblo de ésta Capital: recibimos por el último correo diversos oficios de Ayuntamientos Constitucionales de la Ciudad Real, Comitán y Tuxtla, en que comunican haber proclamado y jurado dicha independencia, excitan a que se haga lo mismo en ésta ciudad: siendo positivo que han circulado iguales oficios a otros Ayuntamientos: Determinado de acuerdo con la Excma. Diputación Provincial, que para tratar de asunto tan grave se reuniese en uno de los salones de éste palacio la misma Diputación Provincial, el Ilmo. Sr. Arzobispo, los señores individuos que diputasen la Excma. Audiencia Territorial, el venerable señor Dean y Cabildo Eclesiástico, el Excmo. Ayuntamiento, el muy Ilustre Claustro, el Consulado y muy Ilustre Colegio de Abogados, los Prelados Regulares, Jefes y funcionarios públicos: Congregados todos en el mismo salón: Leídos los oficios expresados: discutido y meditado detenidamente el asunto, y oído el clamor de Viva la Independencia, que repetía lleno de entusiasmo el pueblo que se veía reunido en las calles, plaza, patio, corredores y antesala de éste palacio, se acordó por esta Diputación e individuos del Excelentísimo Ayuntamiento:

PRIMERO.- Que siendo la Independencia del Gobierno Español la voluntad general del pueblo de Guatemala, sin perjuicio de lo que determine sobre ella, el Congreso que debe formarse, el Señor Jefe Político le mande publicar para prevenir las consecuencias, que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo.

SEGUNDO.- Que desde luego se circulen oficios a las Provincias, por correos extraordinarios, para que sin demora alguna, se sirvan proceder a elegir Diputados o Representantes suyos, éstos concurrirán a esta Capital a formar el Congreso que debe decidir el punto de Independencia general absoluta, y fijar, en caso de acordarla, la forma de Gobierno y Ley fundamental que debe regir.

TERCERO.- Que para facilitar el nombramiento de Diputados, se sirvan hacerlo las mismas Juntas electorales de provincia que hicieron o debieron hacer las elecciones de los últimos Diputados a Corte.

CUARTO.- Que el número de estos Diputados sea en proporción de uno por cada quince mil individuos; sin excluir de la ciudadanía a los originarios de Africa.

QUINTO.- Que las mismas Juntas electorales de provincia, teniendo en presentes los últimos censos, se sirvan determinar, según esta base, el número de Diputados o Representantes que deban elegir.

SEXTO.- Que en atención a la gravedad y urgencia del asunto, se sirvan hacer las elecciones de modo que el día primero de marzo del año próximo de 1822 estén reunidos en esta Capital todos los Diputados.

SEPTIMO.- Que entre tanto, no haciéndose novedad entre las autoridades establecidas, sigan éstas ejerciendo sus atribuciones respectivas, con arreglo a la Constitución, decretos y leyes, hasta que el Congreso indicado determine lo que sea más justo y benéfico.

OCTAVO.- Que el señor Jefe Político, Brigadier D. Gabino Gaínza, continúe con el Gobierno superior político y militar; y para que éste tenga el carácter que parece propio de las circunstancias, se forme una Junta Provisional Consultiva, compuesta de los señores individuos actuales de esta Diputación Provincial, y de los señores D. Miguel Larreinaga, Ministro de esta Audiencia; Don José Del Valle, Auditor de Guerra; Marqués de Aycinena, Dr. José Valdés Tesorero de esta Santa Iglesia; Dr. Don Angel María Candina, y Licenciado D. Antonio Robles, Alcalde 3º constitucional: el primero por la Provincia de León; el segundo por la de Comayagua; el tercero por Quetzaltenango; el cuarto por Sololá y Chimaltenango; el quinto por Sonsonate, y el sexto por Ciudad Real de Chiapas.

NOVENO.- Que esta Junta Provincial consulte al señor Jefe Político todos los asuntos económicos y gubernativos dignos de su atención.

DECIMO.- Que la Religión católica que hemos profesado en los siglos anteriores y profesaremos en los siglos sucesivos, se conserve pura e inalterable, manteniendo vivo el espíritu de religiosidad que ha distinguido siempre a Guatemala, respetando a los ministros eclesiásticos seculares y regulares, y protegiéndose en sus personas y propiedades.

UNDECIMO.- Que se pase oficio a los dignos Prelados de las Comunidades religiosas para que cooperando a la paz y sosiego, que es la primera necesidad de los pueblos cuando pasan de un gobierno a otro, dispongan que sus individuos exhorten a la fraternidad y concordia a los que estando unidos en el sentimiento general de la independencia, deben estarlo también en todo lo demás, sofocando pasiones individuales que dividen los ánimos y producen funestas consecuencias.

DUODECIMO.- Que el excelentísimo Ayuntamiento, a quien corresponde la conservación del orden y tranquilidad, tome las medidas más activas, para mantenerla imperturbable en toda esta Capital y pueblos inmediatos.

DECIMO TERCERO.- Que el señor Jefe Político publique un manifiesto haciendo notorios a la faz de todos, los sentimientos generales del pueblo, la opinión de las autoridades y corporaciones, las medidas de este Gobierno, las causas y circunstancias que lo decidieron a prestar en manos del señor Alcalde 1º, a pedimento del pueblo, el juramento de independencia y fidelidad al Gobierno americano que se establezca.

DECIMO CUARTO.- Que igual juramento preste la Junta Provincial, el Excelentísimo Ayuntamiento, el Ilustrísimo señor Arzobispo, los Tribunales, Jefes Políticos y Militares, los Prelados Regulares, sus comunidades religiosas, Jefes y empleados en las rentas, autoridades, corporaciones y tropas de las respectivas guarniciones.

DECIMO QUINTO.- Que el Señor Jefe Político, de acuerdo con el excelentísimo Ayuntamiento, disponga la solemnidad y señale el día en que el pueblo deba hacer la proclamación y juramento expresado de independencia.

DECIMO SEXTO.- Que el Excelentísimo Ayuntamiento acuerde la acuñación de una medalla que perpetúe en los siglos la memoria del “QUINCE DE SEPTIEMBRE DE MIL OCHOCIENTOS VEINTIUNO” en que proclamó su feliz independencia.

DECIMO SEPTIMO.- Que imprimiéndose esta Acta y el manifiesto expresado, se circule a las Excelentísimas Diputaciones Provinciales, Ayuntamientos constitucionales y demás autoridades eclesiásticas regulares, seculares y militares, para que siendo acordes en los mismos sentimientos que ha manifestado este pueblo, se sirvan obrar con arreglo a todo lo expuesto.

DECIMO OCTAVO.- Que se cante el día que designe el señor Jefe Político, una misma solemne gracias, con asistencia de la Junta Provincial, de todas las autoridades, corporaciones y jefes, haciéndose salvas de artillería y tres días de iluminación.

Palacio Nacional de Guatemala, Septiembre 15 de 1821.- Gabino Gaínza.- Mariano De Beltranena.- J. Mariano Calderón.- José Matías Delgado.- Manuel Antonio Molina.- Mariano De Larrave.- Antonio De La Rivera.- J. Antonio De Larrave.- Isidoro De Valle y Castriciones.- Mariano De Aycinena.- Pedro De Arroyave.- Lorenzo De Romaña, Secretario.- Domingo Diéguez, Secretario.
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3 comments :

  1. Sobre “héroes” y víctimas

    Julián González Torres *
    cartas@elfaro.net
    Publicada el 15 de septiembre de 2008

    Durante este “glorioso” mes todo o casi todo “huele” a independencia. De nuevo, se colocan banderas nacionales en carros y edificios, en las escuelas los niños recitan la oración a la bandera y en el gran día, el 15 de septiembre, nunca faltan la música de las bandas de paz y las hermosas cachiporristas. Pero, ¿qué es realmente lo que se celebra? ¿A quiénes celebramos? En las siguientes líneas quiero desenmascarar algunas ideas que salen a “desfilar” en estas fechas y que deforman nuestra historia.

    Sin dejar de concederle relevancia histórica a lo que aconteció en septiembre de 1821 en Centroamérica, lo cierto es que el mes cívico sirve de pretexto al discurso oficial —entiéndase el gobierno de turno— para propagar dos ideas. (1) Se repite una y otra vez que El Salvador es una nación plenamente libre. (2) Se afirma que la génesis de la democracia actual se sitúa en la gesta independentista, y que la consolidación histórica de las libertades democráticas se dio gracias a la lucha de la fuerza armada durante la guerra civil y al surgimiento “milagroso” de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) frente a la “amenaza comunista”. Y la conclusión de esto es que solamente dicho partido político puede preservar la libertad de la patria que conquistaron “nuestros” próceres y que “defendió” la fuerza armada. Ambas ideas tergiversan nuestra historia.

    En primer lugar, con la globalización económica, política y cultural la soberanía de los estados ha quedado tremendamente amenazada. La globalización ha llevado a la mayoría de estados a torcer el brazo en beneficio de los tratados de libre comercio o, más concretamente, a favor de empresas transnacionales. En otras palabras, en nuestro mundo actual ninguna nación es independiente de otra en una acepción plena. Lo que tenemos son países poderosos, militar y económicamente, y países pequeños —o “que dan risa”, como el nuestro. Y éstos, en buena medida, tienen que plegarse a la agenda internacional de aquellos. Si por independencia entendemos cierta o relativa soberanía, no hay problema. Pero es iluso creer a estas alturas que los estados son plenamente independientes entre sí. En esta “aldea global” los estados son política y económicamente interdependientes.

    El Salvador, pues, es una nación relativamente autónoma o soberana, pero no independiente, en el sentido de plenamente libre, del entorno político-económico mundial. Es necesario historizar los conceptos, como decía Ignacio Ellacuría (1930-1989). Con lo cual el problema es doble: analizar, por un lado, qué significó realmente la llamada independencia de 1821 y, por otro, desenmascarar la ilusión de independencia, como nación totalmente libre, que hoy pregonan y propagan los que administran el poder político.

    En segundo lugar, considerar el acontecimiento de 1821 como la génesis de las libertades actuales no es más que la burda instrumentalización de aquel hecho por parte de ARENA, puesto que la existencia de la democracia actual responde a una diversidad compleja de hechos históricos. Pero defender un discurso en el que se afirma que gracias a dicho partido, y a la guerra de la fuerza armada contra el comunismo, en El Salvador hay democracia es un acto de absoluto y rotundo cinismo.

    Dicho discurso invisibiliza las condiciones sociales, políticas y económicas que coadyuvaron al surgimiento de los movimientos sociales y de los grupos armados. La guerra civil estalló justamente porque el poder económico-militar de aquel entonces anuló las libertades políticas. El mejor ejemplo lo tenemos en el fraude electoral de 1972.

    Además, dicha lectura anula las acusaciones de índole criminal que pesan sobre Roberto d’Aubuisson —uno de los principales fundadores del partido ARENA— y sobre un buen número de militares, entre ellos René Emilio Ponce. Ahora resulta que los militares, principales señalados por el Informe de la Comisión de la Verdad por graves violaciones a los derechos humanos, fueron quienes salvaron las libertades del país. En ningún momento la fuerza armada luchó a favor de la mayoría de la población salvadoreña, empobrecida y miserable. Dicha institución fue un instrumento más del poder oligárquico que gobernaba y oprimía en aquel entonces. Y como tal instrumente mató a civiles por doquier y masacró pueblos enteros, tal es el caso de El Mozote. Aquellos militares que argumentan haber resguardado las libertades del país, además de criminales son mentirosos.

    Por último, tal vez lo más grave, estamos ante una lectura histórica que celebra a los vencedores y acalla a la víctimas. El filósofo Walter Benjamin (1892-1940) ha denunciado que la “Historia” con mayúsculas se escribe sobre montones de cadáveres, que serían los vencidos. Por tanto, por un lado, deberíamos pensar el acontecimiento de 1821 desde la perspectiva de otros actores —los indios, por ejemplo— menos pomposos que los llamados próceres. Si nos dedicamos a estudiar con seriedad el papel de los indios en la “gesta independentista”, seguramente descubriremos en ellos una idea de independencia distinta a la de los criollos.

    Mientras que, por otro lado, afirmar que las libertades actuales se conservan gracias a la fuerza armada y a la invención de un partido político no significa otra cosa más que la celebración del verdugo sobre la víctima. Las víctimas de la guerra civil, desde esta perversa lectura, son los culpables por haberse enfrentado a las injusticias sociales, económicas y políticas. Los justos e inocentes son los militares, pues pusieron en riesgo sus vidas por la patria. Ahora los militares han salido a “defender” su “honor” a la calle. Pero, en realidad, su marcha ha evidenciado dos cosas: (1) Que para el partido en el poder y para un grupo de militares las víctimas de la guerra civil jamás tendrán un lugar en la historia de El Salvador. Lo cual, en definitiva, no es más que preservar las injusticias cometidas en el pasado. Con seguridad, quienes sí lucharon por una patria más justa y humana son aquellas víctimas —catequistas, campesinos, sindicalistas, estudiantes, etc. — a quienes el poder de facto mantiene en un escandaloso y doloroso olvido. (2) Que entre el partido y ese grupo de militares aún hay lazos fuertes que los unen. Lazos que no son de amor a la verdad y la justicia, sino de impunidad y mentira.

    Reflexionar críticamente sobre qué celebramos y a quiénes celebramos en este mes tal vez resulte más “patriótico”, más honroso para nuestra memoria histórica, que portar símbolos patrios en los carros. En definitiva, cantar o no cantar el himno nacional no nos hace más o menos salvadoreños. Pero ser críticos, denunciar y exigir justicia por los crímenes de lesa humanidad del pasado sí que nos hace más humanos y, en lo fundamental, no contribuimos al olvido de tantas víctimas (torturados, desaparecidos, masacrados…).

    Catedrático y Coordinador de la Licenciatura en Filosofía, UCA

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  2. "se conserve pura e inalterable, manteniendo vivo el espíritu de religiosidad" Esto es lo que nos ha retrazado a los pueblos.

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  3. GRACIAS PROFESOR GONZALES TORRES POR SU COMENTARIO YA SEEM POR PUBLICAR TAL GESTA DOCUMENTARIA DE LIBERTAD.

    ME ALEGRA LO SIGUIENTE TAL COMO LO HE EXPUESTO ESTE DIA EN EL ESPACIO DE OPINION DE LA CELEBRACION DE INDEPENDENCIA EN EL ESTADIO MAGICO GONZALES.

    EL ACTA DE INDEPENDENCIA NO HA SIDO UN DOCUMENTO DE LIBRE CIRCULACION PORQUE SE OCULTO QUE EL SENOR GAIZA CONTINUE EJERCIENDO SU INFLUENCIA ESPANOLA COMO LO ESTIPULA EL ARTICULO VIII:

    OCTAVO.- Que el señor Jefe Político, Brigadier D. Gabino Gaínza, continúe con el Gobierno

    EN QUE ACTA DE LIBERTAD SE DESIGNA A UN FULANO QUE CONTINUE TAL FUNCION DEL IMPERIO DEL CUAL SE LIBERAN?

    ASI ES COMO EN CENTROAMERICA SE MAGNIFICAN LAS FAMILIAS Y HASTA LOS PRESIDETES DESIGNAN QUIEN SERA EL PROXIMO PRESIDNTE.

    SI NO LO CREEN, VEA CUANTAS VECES EL PRESIDETE PALESTINO EN EL SALVADOR HA DICHO QUE AVILA SEA EL PROXIMO PRESIDENTE DEL PAIS !

    ASI ES COMO ESTAMOS: EL SALVADOR IMPRESIONANTE!!!

    Saludos,

    Jose Matias Delgado Y Del Hambre.

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